domingo, 2 de mayo de 2021

"LA ERA DEL CAPITALISMO DE VIGILANCIA" Shoshana Zuboff

Shoshana Zuboff es autora de numerosos libros muy interesantes en torno a la influencia permanente de los medios electrónicos. 
Recientemente he leído “La era del capitalismo de vigilancia” y algunas de sus reflexiones quiero compartirlo con ustedes, alertando sobre los riesgos de la privacidad y la manipulación que conlleva utilizar las plataformas de Facebook, Google, Amazon y otras empresas tecnológicas, y los avances de estas sobre las democracias. 
“Estamos en una nueva era”, afirma; cree que estamos a tiempo de evitar que los gigantes digitales completen su “dominio epistémico” en tanto, en su condición de empresas tecnológicas utilizan el conocimiento para que la gente piense, diga y haga cosas que normalmente no habría hecho. Sostiene que la pandemia extendió y profundizó el “capitalismo de vigilancia” y ha constituido una oportunidad enorme para Google el cual, con el Covid-19 acentuó de manera exponencial su influencia. 
Los legisladores han estado indiferentes al “capitalismo de vigilancia” y se negaron durante mucho tiempo a avanzar contra la ilegitimidad del crecimiento tecnológico. Ahora, al verse invadidos en su vida diaria y afectados durante la pandemia, han comprendido el peligro que significan. Durante los últimos 18 meses se impulsaron 24 proyectos de ley relevantes para interrumpir o prohibir algunos aspectos de estas prácticas. Queda mucho trabajo por hacer, pero hay legisladores serios redactando proyectos serios. Y ahora tenemos toda una ofensiva antimonopólica en diferentes partes del mundo globalizado 
El “capitalismo de vigilancia” en la interpretación de Shoshana Zuboff, es una forma extractiva de capitalismo. Le quita cosas a la gente a través de mecanismos de vigilancia tan ocultos que la gente ni sabe qué está pasando. Esa extracción es esencialmente ilegítima y está creando una brecha creciente entre lo que nosotros podemos saber y lo que otros pueden saber sobre nosotros. Eso es conocimiento, que se convierte en poder. Lo llaman “targeting”. Es decir, toman toda esa información que tienen sobre una persona o conjunto de personas y la usan para dar forma a un mensaje que influirá. Cambridge Analytica durante la campaña electoral de 2016 en el Reino Unido y con las elecciones de Trump, adoptó ese mecanismo. 
Interactuar con Facebook se ha vuelto esencial para la participación social de muchas personas en todo el mundo, por lo que no podemos esperar que la gente lo abandone. Esa es la vía equivocada del miedo nos dice Zuboff. Debemos participar en la medida que guarden eficacia en nuestras vidas profesionales. Nos sugiere reducir el uso de esos medios a las necesidades más básicas. Desde el punto de vista de la salud mental de adolescentes y adultos jóvenes, y desde el punto de vista informativo, se ha convertido en una fuente de información contaminada, impulsada por imperativos económicos, no por ninguna capacidad para presentar buena información. Entonces, tanto en el terreno personal como en el colectivo, no está haciendo ningún bien. Esto es intolerable en una sociedad democrática. 
Durante el siglo XIX y hasta bien entrado el siglo XX, tuvimos que crear los derechos de los trabajadores y tuvimos que crear los derechos de los consumidores, que trajeron algún tipo de equilibrio al lugar de trabajo y a nuestra sociedad para que pudiéramos tener industrialización y democracia. Aquí estamos ahora. Si queremos tener un siglo digital que sea compatible con la democracia, necesitamos traer las leyes y las instituciones de supervisión a este siglo. Las tecnológicas declararon que tenían derecho a invadir nuestras vidas y convertirlas en datos, para después afirmar que esos datos eran de su propiedad privada, actuando en consecuencia. 
Zuboff se pregunta: ¿qué les da derecho a conocer nuestras vidas? ¿Por qué nuestros legisladores no pueden ver que el objetivo final del “capitalismo de vigilancia”? Para Zuboff las empresas procuran debilitar las instituciones democráticas, reemplazar la gobernanza democrática por la gobernanza informática, que denomina “dominio epistémico”. 
Es evidente que la decisión de Facebook es crear una junta de supervisión, que se autorice a sí misma. Eso le permite seguir autorregulándose, eludiendo el derecho público. No hace falta mucho para ver que se trata de un bypass de las instituciones democráticas, neutralizando a los legisladores, que se vuelven anticuarios. ¿Otro ejemplo? Hay un proyecto de ley en Nevada para autorizar que las tecnológicas funden sus propias ciudades, que gobernarán por completo, con sus propias escuelas, sus propias leyes, todo. 
 Es muy importante, nos dice Zuboff, que la gente entienda la gravedad de este tema. Votar es el derecho más sagrado que tenemos en una democracia. Eso distingue a la democracia de todas las demás formas de gobierno. Pero debido a este tipo de manipulación, ciudadanos de una democracia de larga data como la de Estados Unidos renunciaron voluntariamente a su más sagrado derecho al voto sin que nadie los amenazara con un arma, los arrestara o los arrastrara a un gulag. Lo hicieron, como expuso el escándalo de Cambridge Analytica, porque fueron manipulados de forma remota a través de los medios digitales. Este es el poder que las empresas tecnológicas han acumulado durante estas dos décadas. Sin embargo, todavía no reconocemos este poder porque tendemos a adjudicarle menos sentido de peligro porque no conlleva una amenaza física, aunque podría convertirse en una forma de poder aún más penetrante y profunda, haciendo que colectivos enteros se comporten de una manera que de otra manera no se habrían comportado. 
Fuente: Entrevista de Hugo Alconada Mon – la Nación 24/04/2021-

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