martes, 10 de noviembre de 2020

EL CONTRATO CONSTITUCIONAL, LAS ACORDADAS DE LA CSJN SOBRE “TRASLADOS DE MAGISTRADOS”, EL CONCEJO DE LA MAGISTRATURA, LA GRAVEDAD INSTITUCIONAL, LA DESCONSTITUCIONALIZACION Y LA IGUALDAD DE LOS IGUALES EN IGUALES CIRCUNSTANCIAS.

1.-La CSJN en autos:”Bertuzzi, Pablo Daniel y otros c/PJN y otro s/ Amparo Ley 16.986”, ha dictado un importante precedente con decisiones de mayoría y minoría, pero coincidiendo en la critica a las administraciones políticas de los últimos años, el funcionamiento del Concejo de la Magistratura y la conducta desplegada por el Senado de la Nación. Los Ministros Juan Carlos Maqueda, Ricardo Lorenzetti, Horacio Rosatti y Elena Highton de Nolasco(voto concurrente), han interpretado que el nombramiento de un magistrado requiere Concurso, Nominación y Acuerdo del Senado; que las acordadas 4 y 7 del año 2018, le otorga validez a los traslados de magistrados, en tanto cumpla con la paridad de competencia; que dichos traslados son transitorios hasta tanto se cubra la vacancia por el procedimiento que ha sido fijado por la constitución en su artículo 99 inciso 4º de la C.Nacional; que los precedentes “Rosza” (Fallos: 330:2361 2007),“Aparicio”(Fallos:338:284 2015)e “Uriarte” (Fallos: 338:1216 2015)han conformado los precedentes aplicables; que interpretar que el derecho vigente reconoce los traslados de los jueces a tribunales vacantes, como definitivos, implicaría deconocer la decisión de la CSJN en sus Acordadas 4 y 7 que justificó los traslados como transitorios, hasta tanto se cubriera la vacancia. Dichas Acordadas, han evitado la conversión, temporaria o definitiva de jueces nacionales ordinarios en jueces federales; es decir, el nombramiento de jueces “por salto de fuero”. Ello ha implicado: Evitar que mediante los traslados se designaran jueces de modo permanente pues ellos se encontraban al margen del procedimiento constitucional del artículo 99 inciso 4 que requiere que el nombramiento por parte del Presidente de la Nación, se realice en base a una propuesta vinculante en terna del Consejo de la Magistratura con acuerdo del Senado, y en sesión pública. 2.-Para la mayoria de la CSJN, la necesidad de cumplir con el procedimiento constitucional del nombramiento de jueces es el único modo de garantizar el derecho de los habitantes de ocurrir ante aquellos con la seguridad de que sus planteos serán decididos por tribunales plenamente legitimados para administrar justicia en forma independiente e imparcial, con la participación del Consejo de la Magistratura, del Poder Ejecutivo y del Senado de la nación. Solo con ese mecanismo, concluye, se adquiere la calidad de Juez. Asistimos a una manifiesta “desconstitucionalización” desde hace varios años con diferentes administraciones, en tanto las coberturas de vacantes se han efectuado por mecanismos no previstos por la Constitución, asumidos como transitorios pero con vigencia “sine die” 3.- El “Estado de Situación” ha convencido a la CSJN que estamos frente a “Gravedad Institucional”. Los datos son “per se” definitorios: a) Un cuarto del total de los cargos de la Justicia Nacional y Federal se encuentran vacantes; b) Los porcentajes de vacancias en diferentes tribunales nacionales y federales, no se han modificado sustancialmente entre 2016, 2017 y 2018; lo que significa y delata la manifiesta morosidad del Concejo de la Magistratura y la complicidad de diferentes administraciones y del propio Senado. c) Existen actualmente 294 cargos vacantes sobre un total de 988 puestos totales; d) El Consejo de la Magistratura documenta una demora promedio de 1327 días corridos para cubrir una vacante. El Consejo de la Magistratura aprobó una modificación al reglamento de traslado de jueces en el año 2019 (Resolución 270/19 que modifica la anterior Resolución 155/00 del mismo Consejo de la Magistratura). La mencionada modificación reglamentaria, a la par que reconoce que el nombramiento y el traslado son mecanismos diferentes, concluye que los nombramientos por vía de traslados no se encuentran previstos en el artículo 114 de la Constitución Nacional. En razón de su omisión, el Reglamento abre un atajo al mecanismo establecido en la constitución dejando en manos del Consejo de la Magistratura la posibilidad de designar jueces en forma definitiva. Ello es incompatible y contradictorio con los casos “Rosza”, “Uriarte” y “Aparicio”, ya citados. 4.- Coincido que no es posible a la CSJN, como cabeza del poder del Estado, desentenderse del problema: El planteo constitucional excede el mero interés de las partes y atañe al de la comunidad (fundamentos para justificar el “per saltum”). La mayoría de la Corte Suprema ha puesto su acento en el valor justicia y en tal sentido, han dispuesto, que los jueces Bruglia y Bertuzzi ocupan sus actuales cargos de modo no definitivo porque no han cumplido con el procedimiento previsto en la Constitución nacional. Quienes defendemos y sostenemos a la Constitución Nacional como “Contrato Constitucional”; que impulsamos la necesidad de su reforma por imperio de enmiendas con mayorias calificadas; que propendemos, en consecuencia, a “constituciones vivas” que mantengan como plazo de vigencia no más allá de dos generaciones; que resistimos la desconstitucionalización por imperio de decretos de necesidad y urgencia o la delegación legislativa generosa de Congreso en el Poder Ejecutivo, no podemos menos de estar de acuerdo que los jueces trasladados mantienen vigencia temporal de los traslados hasta la cobertura de cada uno de los cargos de manera definitiva a través del procedimiento constitucional con intervención del Consejo de la Magistratura (Artículo 114 inc. 1 y 2) del Senado de la Nación y del Presidente de la República (artículo 99 inc. 4). 5.- El voto del Dr. Rosenkrantz ratifica la Acordada 7/18 sosteniendo que los traslados de magistrados dentro de la jurisdicción nacional así como los traslados de magistrados dentro de la jurisdicción federal, son válidos sin necesidad de un nuevo procedimiento de designación en los términos del artículo 99 inciso 4 de la Constitución. Para ello, insiste en requerir a) funciones de la misma jerarquía; b) igual o similar competencia material; c) medie el consentimiento del magistrado. Para Rosenkrantz, un juez trasladado con su consentimiento, tiene la garantía de la inamovilidad del artículo 110 de la Constitución Nacional. Critica la resolución 270/19 del Consejo de la Magistratura en tanto requiere únicamente el Acuerdo del Senado cuando no se cumpla acabadamente todos los requisitos previstos en el mismo reglamento. Comparte, en mi entender, la critica al proceder del Consejo de la Magistratura con la mayoría, al precisar que la conducta del Concejo ha sido y es manifiestamente arbitrario por: a) pretendió revisar la regularidad de un traslado ya realizado, facultad que la constitución no le atribuye expresa ni implícitamente y que ninguna norma inferior podría atribuirle sin violentar la inamovilidad del 110. b) El Consejo de la Magistratura actuó arbitrariamente al revisar esos traslados con criterios de validez radicalmente diferentes a los que el propio consejo había aplicado anteriormente y con respecto a esos mismos magistrados. c) El Consejo de la Magistratura en uso de una atribución que carece, decidió retroactivamente, sobre traslados ya cumplidos y consolidados que constituyen derechos adquiridos para los magistrados trasladados. d) La aplicación retroactiva del nuevo criterio pone en cabeza de la decisión discrecional del Poder Ejecutivo y del Senado, ha vulnerado el derecho a permanecer del Juez mientras dure su buena conducta (Artículo 110 de la Constitución Nacional) e) Revela la arbitrariedad es el accionar del Consejo de la Magistratura al alterar y modificar la decisión de la CSJN en su Acordada 7/18, al declarar válidos los traslados. Para Rosenkrantz, las designaciones de magistrados mediante mecanismos de traslados, tienen y han tenido siempre carácter definitivo. 6.-La reciente decisión de la CSJN en torno a la situación de los jueces trasladados no es ajeno a las Acordadas 4 y 7 del 2018, que convalidaron el procedimiento adoptado con los jueces Bruglia y Bertuzzi. Aquella decisión otorgó legitimación a numerosos jueces que diferentes administraciones mudaron en procura de encontrar soluciones inmediatas a vacancias que entorpecieron procesos judiciales en ciernes. Desde hace mas de setenta años existe en la Argentina un mecanismo no previsto en la Constitución Nacional que admite el “traslado” de los jueces. Se trata de jueces federales designados de acuerdo a las pautas constitucionales, con Acuerdo del Senado que, por alguna razón, desean o le sugieren el trasladado a otro tribunal que se encuentra vacante, sin necesidad de efectuar los trámites de un nuevo nombramiento. En los hechos, dichos traslados adoptaban el carácter de definitivos y los magistrados gozaban y gozan de estabilidad en sus cargos. Los jueces eran nombrados cumpliendo los imperativos constitucionales y luego, trasladados como consecuencia de las demoras en cubrir los cargos judiciales por parte del Consejo de la Magistratura, el Poder Ejecutivo y el Senado, dieron lugar a una práctica anómala 7.-La CSJN es un órgano político, no partidario. Sus decisiones han tenido siempre un espacio significativo en nuestra vida institucional, ora justificando golpes de Estado, ora legitimando decretos de necesidad y urgencia que privatizaron empresas del Estado, ora convalidando procesos electorales, ora habilitando “per saltum”, ora ratificando la discrecionalidad del Honorable Senado de la Nación para sesionar presencial o virtualmente. El fallo que nos ocupa no es ajeno a la ideología que presunta o expresamente traduce. La mayoría ha sostenido que aquellas Acordadas 4 y 7 del año 2018, firmada por cuatro de sus cinco miembros actuales, debían ser "interpretadas" dentro del sistema de fuentes del derecho argentino. La CSJN por acción u omisión convalidó durante muchos años de complicidad “política” de los traslados y la morosidad del Concejo de la Magistratura, el Poder Ejecutivo y el propio Senado, desde siempre. Ahora, la Corte Suprema de Justicia, ha decidido “poner orden” a la anarquía desatada. Su decisión evidentemente no alcanza a Bertuzzi y Bruglia sino que se extiende a todos los jueces que atraviesan la misma situación. Se impone “la igualdad de los iguales en iguales circunstancias” para evitar todo tipo de discriminación que lesione disposiciones constitucionales y convencionales violatorias de los principios de legalidad e igualdad. Toda diferenciación puede ser razonable. El caso que nos ocupa no lo es. Es imprescindible frenar los excesos e impedir cubrir cargos sin seguir las exigencias constitucionales. El Parlamento debería pronunciarse sobre las conductas adoptadas por el Concejo de la Magistratura. No cabe ni corresponde que permanezca indiferente y que prevalezca su “espiritu de cuerpo”. La decisión de la CSJN debe contribuir a fortalecer la estabilidad, inamovilidad y, consecuentemente, la independencia de los jueces. Los actores politicos y la propia CSJN deben encontrar alternativas superadoras habida cuenta que la decisión no afecta solamente a los jueces recurrentes, sino que se aplica a todos los traslados efectuados hasta ahora, lo que va a obligar al Consejo de la Magistratura a abrir no menos de medio centenar de concursos para cargos que no estaban vacantes. La “practica inconstitucional” no debe permanenecer.La reivindicación en todos los votos del rol de la CSJN, como intérprete final de la Constitución frente a los otros poderes, importa una clara advertencia al Consejo y al Senado sobre todo, teniendo en cuenta la eventual invalidez constitucional de la mentada reforma judicial que propicia el Gobierno. El fallo ha sido maltratado por los medios de comunicación sin percibir que se ha sentado un estándar auspicioso sin perjuicio de una cuestionable aplicación retroactiva. 
Rosario, 10 de Noviembre. Dr. Ricardo Alejandro Terrile Sierra


viernes, 23 de octubre de 2020

STEVEN LEVITSKY “AMERICA LATINA, ESTADOS UNIDOS Y LA PANDEMIA”(*)

(*) Reportaje de Hugo Alconada Mon en la Nación (17/10/2020) 

"Hagamos la entrevista en español", invita Steven Levitsky. Casado con una peruana e hincha declarado de Lanús -recuerdo del año que vivió en la Argentina mientras estudiaba in situ al peronismo-, el politólogo estadounidense traza un horizonte duro para las democracias en América Latina, pero también en Estados Unidos, donde la solución para sus males acaso sea seguir los pasos. del peronismo de los '80. ¿Cómo es eso?El profesor de la Universidad de Harvard considera que la pandemia agudizará los problemas que afrontan muchos países de la región, donde la ola democrática puede quedar atrás y dejarnos con gobiernos muy diversos -algunos democráticos, otros en manos de dictadores y otros más como híbridos-, mientras que en su país anticipa una polarización creciente hasta que el Partido Republicano acumule las suficientes derrotas electorales como para impulsar su renovación. Es decir, tal y como le pasó al peronismo tras las derrotas de 1983 y 1985. "La derrota", dice, "sirve para repensar la estrategia". Aún con semejante panorama, el autor de Cómo mueren las democracias y otros libros como La transformación del Justicialismo. Del partido sindical al partido clientelista, se siente esperanzado. Rescata que los latinoamericanos aún quieren ir a las urnas, aunque más no sea para echar a los malos gobernantes. Pero eso no quita que lo ponga muy nervioso el retorno de los militares a la discusión política, sea en Bolivia, en Brasil o en América Central. "Eso es peligrosísimo", remarca. -Dada su especialidad y su experiencia, ¿qué le preocupa más de estos tiempos pandémicos? -El futuro a mediano plazo de la democracia en varias partes del mundo, pero sobre todo en América Latina, que ha sido y seguirá siendo una de las regiones más golpeadas por la pandemia. Hasta ahora, la gran mayoría de las democracias resistió, pero estoy muy preocupado. Primero, porque venimos de varios años de mediocre o mal rendimiento económico, lo que mina la confianza pública en la democracia y aumenta la posibilidad de una crisis o colapso. Lo vimos en Europa y en América Latina en los años '30, mientras que el nivel de confianza pública hacia los gobiernos democráticos ya era muy bajo antes de la pandemia. La encuesta de Latinobarómetro de 2018 mostró que cada vez menos mexicanos y brasileños confían en la democracia y si miramos hacia el futuro, temo que seguirá bajando. Hay países con Estados que no funcionan bien, con alto nivel de desigualdad, con sistemas públicos de salud que no funcionan, con hambre y que registrarán un aumento de la deuda pública muy importante. El espacio de maniobra que tendrán esos gobiernos será muy limitado, con recortes en el gasto social y el casi seguro aumento de la desigualdad social. -Un mal endémico de América Latina. -Sí. Uno de los logros de los primeros años del siglo XXI en muchos países de América Latina fue la reducción de la desigualdad social. Ahora eso se va por la ventana. Estamos ante un período de pobre rendimiento económico, de crisis fiscal, de aumento de la desigualdad social y, como le decía, un aumento en la desconfianza y el descontento público hacia los gobiernos democráticos. Es, sin duda, la amenaza más grande para la democracia que hemos visto desde los '80, con un factor más que no ocurrió en la Argentina, pero sí en otros países: el retorno de los militares a la arena política. Lo hemos visto en Bolivia, en El Salvador, en Honduras, en Brasil. No necesariamente como gobierno, pero sí como árbitro en el juego político. Eso es peligrosísimo. Echar a los militares de la política fue quizás el logro político más importante de América Latina de los últimos 40 años, pero estamos viendo un retroceso en ese sentido. -¿Vamos acaso hacia un régimen híbrido, hacia un autoritarismo competitivo, como usted lo define, en ciertos países de América Latina? -Los '90 conformaron una década muy especial, de posguerra fría, con cierta homogeneización de los regímenes políticos en la región. Casi todos los gobiernos eran democráticos porque existía una altísima presión internacional, una gran legitimidad de la democracia liberal y una casi ausencia de alternativas. Pero el mundo ha cambiado de muchas maneras desde entonces. Vamos a ver una diversidad más parecida a la que hubo a mediados del siglo XX, con democracias, dictaduras y regímenes híbridos. Dicho eso, tengo la esperanza de que no estemos cerca de un regreso a los '70. Espero que los militares no vuelvan a gobernar directamente y que la variante más probable sean las democracias debilitadas y los regímenes híbridos, liderados por outsiders, populistas de izquierda o de centro derecha, que prometan solucionar los problemas de otra manera, como [Hugo] Chávez o [Alberto] Fujimori, que ganaron porque la gente estaba harta de la clase política, de los políticos tradicionales, de los gobiernos del statu quo. -Entre los factores que pueden poner en riesgo una democracia usted incluye la poca disposición a acatar las reglas de juego democrático, negar la legitimidad de la oposición, cierta tolerancia a la violencia y restricciones de derechos y libertades de la oposición. ¿Podemos decir, entonces, que la democracia norteamericana está en riesgo? ¿O la cultura democrática estadounidense es tan sólida que resistirá? -Cuando publicamos Cómo mueren las democracias en 2017, Donald Trump recién había sido elegido presidente y muchos analistas dijeron que la democracia estadounidense no podía morir. Ahora pocos analistas en Estados Unidos dicen que va todo bien y que es imposible que colapse la democracia. Resulta muy incierto. Hay muchas y muy fuertes razones para creer que la democracia norteamericana sobrevivirá. Para empezar, nunca en la historia un régimen democrático tan antiguo y tan rico ha colapsado. pero el riesgo está. Porque estamos en un terreno nuevo y creo que lo más importante es el nivel de polarización. Repasando los colapsos democráticos más importantes de la historia no hay muchas democracias estables que hayan colapsado. Una fue Chile. En Alemania y en España, las democracias no eran tan estables cuando colapsaron en los '30. Y no olvide a Estados Unidos cuando entró en guerra civil durante el siglo XIX. Todos esos casos ocurrieron en un contexto de altísima polarización y hoy hay estudios con mucha evidencia de que la extrema polarización mina el compromiso de actores y ciudadanos hacia la democracia. -¿Puede explayarse? -Si la distancia entre vos y yo es tan grande, si nuestras visiones son tan diferentes que empiezo a verte como una amenaza a mi seguridad, a mi manera de vivir, y dejo de percibirte como un rival y a tomarte como una amenaza, voy a hacer todo lo posible para evitar tu triunfo, por cualquier método y no necesariamente jugando dentro de las reglas. Eso se está viendo en Venezuela, que es otro ejemplo de colapso democrático, con una altísima polarización, con una oposición antichavista apoyando un golpe y el chavismo obviamente dispuesto a destruir la democracia. Ahora, en Estados Unidos, el nivel de polarización es altísimo. Pero no es entre el socialismo y el libre mercado, sino por la raza y la cultura. Es una polarización entre blancos cristianos y el resto del país. Por una razón muy sencilla: los blancos cristianos fundaron el país y dominaron los estamentos político, económico, social y cultural en Estados Unidos por 200 años. Todos los presidentes, senadores, jueces de la Corte, gobernadores y hasta periodistas hasta los años '70 eran blancos y cristianos, pero eso ha cambiado de manera dramática. La población blanca y cristiana está dejando de ser mayoría electoral y ha perdido su posición dominante en la sociedad. Es inevitable -y a mi parecer es positivo y normal-, pero hay un sector de esa población blanca, cristiana y sin educación universitaria que está perdiendo en la nueva economía, que se siente infeliz y que le están robando el país en que creció. Se sienten amenazados y su reacción alimenta la polarización. Es algo muy serio. No conozco ningún país en el mundo en la que una mayoría étnica haya perdido esa mayoría y haya sobrevivido la democracia. Por todo esto, en Estados Unidos estamos viviendo un terremoto. No es de la nada, no es accidente, no es culpa de Trump. Es un terremoto sociopolítico que creo que podemos sobrevivir, pero no será fácil. -Trump como resultado, no la causa, de lo que vive Estados Unidos. -Exacto. Con él ha empeorado mucho el proceso, pero es más síntoma que causa. El problema empezó antes. -¿Cuál es el camino, entonces? Obviamente no le pido la fórmula mágica. -Tendría un salario mucho más alto si tuviera la solución [risas]. Pasa por los republicanos. Pero hoy en día son un partido peligroso, cada vez más autoritario y antidemocrático. No porque sean malas personas, sino porque representan a ese grupo de blancos cristianos que ha perdido poder y estatus, que cada vez es más reducido y que tiene entonces que pelear cada vez más para sobrevivir. La base social del Partido Republicano siente que está en guerra y que la está perdiendo, entonces es una base muy radicalizada y dispuesta a apoyar medidas extremistas. El 90 por ciento apoya a Trump, haga lo que haga. Por eso el cambio pasa por el Partido Republicano. El día en que decida cambiar su estrategia y ampliar su base, podrá ser un partido que atraiga votantes entre los negros conservadores y los latinos conservadores que se oponen al aborto. Pero para eso tienen que dejar de ser racistas. Dicho eso, hoy no hay muchas maneras de reformarse o ampliar su base para incluir gente que no sea blanca y cristiana. -¿Cuáles sería esas vías, entonces? -Una es si sufren una serie de derrotas electorales, como ocurrió con el peronismo en el '83, que los obligó a dejar atrás al peronismo de Lorenzo Miguel de los '70. Al peronismo le fue muy mal en el '83 porque la Argentina había cambiado. Perdieron feo otra vez en el '85 y surgió la renovación. Tuvieron que pensar en la clase media y lo hicieron. La derrota sirve para repensar la estrategia. Puede pasar, pero hoy hay un problema en Estados Unidos que pasa por dos instituciones contramayoritarias muy fuertes: el colegio electoral y el Senado, que favorecen a las zonas rurales de los estados menos poblados. Y como el Partido Republicano es el partido de esas zonas menos pobladas, hoy puede ganar. Porque pueden perder el voto popular por tres o cuatro puntos porcentuales y aun así ganar la presidencia por las características de nuestro sistema electoral. De hecho, los republicanos pueden perder el voto popular por hasta cinco o seis puntos y conservar la mayoría en el Senado. Eso lleva a que puedan gobernar sin lograr mayorías nacionales, lo que debilita ese incentivo para cambiar. -¿Hay algo que le dé esperanzas en América Latina? -Soy menos pesimista sobre el futuro de la democracia en el mundo que muchos, en parte porque creo que por todo el descontento que hay con las instituciones democráticas en América Latina, la gente sigue queriendo elecciones. El argentino, el brasileño, el mexicano, el peruano puede insultar a su gobierno, a los partidos, al Congreso, pero nadie en Argentina quiere dejar de tener la posibilidad de echar a un gobierno malo en las urnas. La gente quiere votar y eso sigue siendo tan popular en América Latina como en el '83. No hay nadie en la calle pidiendo el sistema político chino. No hay un modelo de régimen más atractivo que la democracia hoy en día. Habrá, sí, episodios de gobiernos populistas que debiliten las instituciones democráticas, que terminen en una especie de autoritarismo competitivo, pero los países, sobre todo de América Latina, hasta ahora siempre vuelven a la democracia. Pasó tras las caídas de los gobiernos de [Alberto] Fujimori en Perú, de [Rafael] Correa en Ecuador y de Evo Morales en Bolivia: todos quieren elecciones. Eso me da esperanza. En cuanto a Estados Unidos. el tema racial siempre ha sido el problema más duro para nuestra democracia, aunque podríamos superarlo. Ha surgido una mayoría heterogénea, difusa, complicada, pero real a favor de una democracia racial. Esta coalición joven, grande y multirracial es algo totalmente nuevo en el mundo. Ese es el futuro, que podría ser un modelo positivo para otros países. Pienso en Brasil y en otros países muy heterogéneos y que tienen un nivel altísimo de desigualdad racial. Podríamos pasar a ser un modelo bastante interesante de democracia multirracial. Esa es mi esperanza. Biografía Nacido en 1968, en Estados Unidos, obtuvo su licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad de Stanford, para luego completar su doctorado en la Universidad de California en Berkeley. Durante décadas estudió los partidos políticos, las instituciones y los procesos de democratización en América Latina; en particular, Perú -donde conoció a su esposa- y la Argentina, donde vivió durante un año. Desde el año 2000 da clases de Gobierno y Estudios Sociales en la Universidad de Harvard, y recibió numerosos premios y reconocimientos a su trabajo como docente. Autor de varios libros; entre ellos, La transformación del Justicialismo. Del partido sindical al partido clientelista (1983-1999), Autoritarismo competitivo: regímenes híbridos tras la Guerra Fría y el premiado Cómo mueren las democracias, junto a Daniel Ziblatt, que se tradujo a 15 idiomas. Recomendación para aprovechar el tiempo -Dado que millones de argentinos deben permanecer en sus casas desde hace meses, ¿qué libros, películas, música u otra actividad les recomienda para distraerse o "aprovechar" el tiempo? ¿Qué hace usted en su tiempo libre? -¡No tengo tiempo libre! [risas] Enseñar online, al menos en Harvard, demanda mucho esfuerzo. Estamos dictando el 100 por ciento de las clases por vía remota este año y todos esperan un producto de alta calidad cuando enseñamos, así que estoy trabajando el doble que antes. Aún así, recomendaría una serie israelí en Netflix que me pareció muy buena, Shtisel, que ofrece una mirada a la comunidad ortodoxa judía mucho más complicada e interesante. Y una serie que me parece genial es The Good Place. En cuanto a libros, hay uno que recomiendo porque ayuda a entender el problema de raza en Estados Unidos. Se llama El color de la ley [de Richard Rothstein], que muestra cómo hasta hace muy poco, hasta los años '70, un conjunto de medidas oficiales ayudó a excluir a los negros de las comunidades más prósperas, impidiéndoles asistir a las mejores escuelas públicas en todo el país. Por: Hugo Alconada Mon

viernes, 25 de septiembre de 2020

HANNAH ARENDT Y LA DESOBEDIENCIA CIVIL

La doctora en Ciencias Políticas y licenciada en Filosofía, Elisa Goyenechea hace una interesante reflexión en el diario La Nación sobre Hannah Arendt y la desobediencia civil. En septiembre de 1970, apenas un año después de la masiva marcha en Washington, en contra de la Guerra de Vietnam, y a pocos meses de la rebelión de la Legislatura de Massachusetts contra el gobierno federal, Hannah Arendt escribió “Civil Disobedience” La Shea Act de Massachusetts había desafiado la legalidad de la guerra al establecer que ningún ciudadano de ese Estado sería forzado a "servir en un conflicto armado" que carece de una formal "declaración de guerra por parte del Congreso". “Civil Disobedience” examina el fenómeno de la desobediencia civil en términos estrictamente políticos, distanciándolo del “objetor de conciencia”. Si este último suele ser un individuo que actúa solo, guiado por las convicciones que abriga en el foro de su conciencia, el desobediente civil, una rara avis del siglo XX, tiene otras características. Sus convicciones no anidan en la conciencia, sino en el espacio público que comparte con sus conciudadanos, y lo que está en juego para él no es su propia integridad moral, sino las instituciones de su patria. La diferencia entre el objetor y el desobediente civil es la que existe entre "el buen hombre" y "el buen ciudadano", que Aristóteles planteó hace 2500 años. Los desobedientes civiles siempre actúan en plural; quieren ser vistos y oídos. No evaden el ojo público, como lo hace el delincuente, que hace de sí mismo la excepción a la norma. Cuando transgreden una ley, su propósito no es delinquir, sino poner a prueba su constitucionalidad. Por lo tanto, no son criminales en ningún sentido ni deben ser tratados como tales. Puesto que su mayor preocupación es el progresivo deterioro institucional, su ánimo no es revolucionario, sino restaurador. Tampoco es violento, sino pacífico. No pretenden subvertir el sistema, sino actuar dentro de él. Para los detractores de Vietnam de 1970, el gobierno de Richard Nixon había dado sobradas muestras de desprecio a "las libertades garantizadas por la Primera Enmienda", además de "privar al Senado de sus poderes constitucionales". Hannah Arendt elogió el compromiso cívico de los desobedientes y los describió como "minorías organizadas unidas por una opinión común y por la decisión de adoptar una postura contra la política del gobierno, aunque tengan razones para suponer que semejante política goza del apoyo de una mayoría". Para Hannah Arendt, "la desobediencia civil surge cuando un grupo significativo de ciudadanos se convence de que los canales para conseguir cambios están obturados o de que el gobierno persiste en una línea cuya legalidad o constitucionalidad despierta graves dudas. La desobediencia civil surge cuando un grupo significativo de ciudadanos se convence de que los canales para conseguir cambios están obturados o de que el gobierno persiste en una línea cuya legalidad o constitucionalidad despierta graves dudas". Los desobedientes, entonces, encarnan el derecho inviolable al disentimiento en toda sociedad, cuyo origen es el consentimiento popular. Sin embargo, pueblo no es sinónimo de mayorías irrestrictas, ni de mayorías clientelares subsidiarias de los intereses privados del líder. Pueblo incluye las minorías disidentes que con más ahínco defenderán la institucionalidad vulnerada, cuanto mayor sea el número de ciudadanos devaluados a rehenes del régimen.Los seis banderazos de junio a la fecha fueron manifestaciones masivas de disentimiento que, en el marco de la cuarentena obligatoria, podrían interpretarse como expresiones de desobediencia civil. Más de seis meses de Poder Judicial desactivado, persistentes amenazas a la libertad de expresión y un Poder Ejecutivo con atribuciones desmedidas son datos objetivos de un país a la deriva. En tan graves circunstancias, la desobediencia civil podría ser el único medio de acción ciudadana en defensa de la república. Revelaría la decepción crónica de una sociedad para la que la clase política ha pasado a ser una oligarquía que gobierna en su propio beneficio, desvinculada de la fuente de legitimación, inmune a las demandas del ciudadano común e impune. Para esta numerosa minoría disidente, también la justicia se ha transformado en una casta que solo se protege a sí misma, ineficiente a la hora de salvaguardar los derechos de los ciudadanos y lenta para expedirse en defensa de la Constitución. Llama poderosamente la atención la pasividad de la Corte Suprema de Justicia en este contexto límite. Albert Camus, que además de merecer el Premio Nobel de Literatura en 1957 ejerció el periodismo de investigación, dijo: "La nobleza de nuestro oficio siempre tendrá sus raíces en dos compromisos difíciles de mantener: el rechazo a mentir sobre lo que sabemos y la resistencia a la opresión"

miércoles, 23 de septiembre de 2020

RUTH BADER GINSBURG (1933-2020)

El contenido de la presente nota ha sido preparada por el Dr. Juan Javier Negri, quien nos ha facilitado su reproducción y transmitido su sensibilidad en recuerdo de una persona que transciende su condición de Juez de la Suprema Corte de los Estados Unidos para convertirse en ícono del significado y alcance de la idoneidad, del esfuerzo personal, la dedicación y los frutos del conocimiento. Mi agradecimiento al colega.

El obituario de una jueza estadounidense? Sí. Te explicamos por qué. 

El pasado 18 de septiembre, durante Rosh Hashaná, a los ochenta y siete años, murió Ruth Bader Ginsburg, uno de los nueve ministros de la Corte Suprema de los Estados Unidos. En la tradición judía, quien muere durante las festividades es considerado “tzaddik”: una persona recta. 

La cuestión no pasaría de una simple referencia periodística ―sobre todo por la ocasión de su muerte, pocas semanas antes de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos― si no fuera porque el cargo que Ruth ocupaba y las funciones que desempeñaba tienen un fuerte correlato en la Argentina. En efecto, como nuestra Constitución de 1853-1860 tiene una enorme impronta de la constitución estadounidense de 1787, y nuestra Corte Suprema está diseñada según la de los Estados Unidos, las decisiones de ese cuerpo colegiado con mucha frecuencia han influido en las sentencias del más alto tribunal argentino. 

Ruth Bader Ginsburg se hizo conocida en los Estados Unidos como abogada de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (la “ACLU”), una entidad no partidista que, entre otras actividades, cuestiona ante los tribunales toda norma considerada violatoria de los derechos individuales. Había nacido en Brooklyn, uno de los barrios más populosos de Nueva York, en una familia de inmigrantes judíos. Su madre murió cuando Ruth aún no había terminado la escuela secundaria.

Ingresó a Cornell University donde, a sus 17 años, se puso de novia con Martin Ginsburg, con quien se casó poco tiempo después de graduarse. 

Cuando Ruth entró a Harvard para estudiar abogacía, no sólo era una de las nueve únicas mujeres entre 500 estudiantes sino que además ya estaba casada y era madre de una hija. Sólo por ser mujer, Ruth enfrentó un mundo hostil. El decano de la Facultad de Derecho de ese entonces, James Landis1, invitó a todas las estudiantes de primer año a una comida durante la cual pidió a cada una de ellas que se levantara “para explicar qué hacían en un lugar que debía estar ocupado por un hombre”. Las mujeres, además, no podían usar los dormitorios universitarios. 

Al tiempo, se transfirió a Columbia Law School, donde se recibió. A pesar de tener el mejor promedio de su promoción le costó encontrar trabajo, hasta que fue contratada para enseñar derecho procesal civil en Rutgers Law School. Pero...como era mujer, le informaron que su sueldo sería más bajo que el de sus colegas masculinos, porque tenía un marido que ganaba bien. Entonces Ruth comenzó su lucha contra la discriminación: junto con otras profesoras hizo pleito contra la universidad y ganó. Pronto quedó embarazada de su segundo hijo. Por miedo a ser despedida, escondió su gravidez hasta que le renovaran el contrato. Muy pronto llegó a la conclusión de que, para una mujer, el sólo intento de querer llevar adelante su vida personal y profesional en una época llena de discriminaciones exigía dar pelea. 

Hacia 1960 comenzó su trabajo como voluntaria en la ACLU. El primer caso en el que le tocó intervenir fue “Reed”(2), cuyos principales escritos (hasta llegar a la Corte Suprema) fueron redactados por ella. Los hechos eran los siguientes: Sally Reed se había separado de su marido, con quien tenía un hijo. Cuando éste murió, cada uno de ellos quiso ser designado administrador de la sucesión. La ley estadual de Idaho automáticamente disponía la designación del padre por ser hombre. En 1971 la Corte Suprema le dio la razón a Sally. El tribunal dijo que no era razonable pensar que una diferencia basada en el sexo de los posibles administradores de una sucesión pudiera satisfacer algún propósito u objetivo de política estadual. Fue la primera sentencia en la que se declaró la inconstitucionalidad de una ley estadual por tratar de modo diferente a hombres y mujeres: “una preferencia legal obligatoria otorgada a un sexo determinado es precisamente el tipo de legislación arbitraria prohibida por la garantía constitucional de igualdad ante la ley”. Ginsburg llamó a esa sentencia “un paso pequeño y prudente”

En 1972 Ruth pasó a trabajar a tiempo completo en la ACLU, como directora de un proyecto para establecer y defender los derechos de la mujer. Ese mismo año fue designada profesora titular en la Universidad de Columbia, lo que le garantizaba estabilidad en el cargo. Fue la primera mujer en alcanzar esa posición. En esa época, la discriminación en razón del sexo afectaba casi todos los aspectos de la vida diaria. Bajo la dirección de Ruth, el proyecto a su cargo enumeró cientos de leyes federales que discriminaban a las mujeres en temas tan diversos como educación, empleo, hipotecas, tarjetas de crédito, préstamos, locaciones, derechos reproductivos, detenciones y régimen militar. Bajo la doctrina legal prevaleciente, el derecho debía proteger a las mujeres, tratándolas de modo diferente a los hombres. Por ejemplo, se les prohibía alzar pesos de más de siete kilos o trabajar de noche. Si bien había demandas judiciales que cuestionaban la discriminación, por lo general se las planteaba en defensa de alguna mujer en particular y no para modificar el estatus vigente. Ruth decidió hacer esto último. 

En 1973, también desde la ACLU, le tocó obtener beneficios para hombres y colocarlos en igualdad de situación con las mujeres. Uno de ellos fue “Weinberger” (5), que resolvió que la Ley de Previsión Social de 1934 era inconstitucional al establecer beneficios para las viudas a los que los viudos no tenían derecho. Ginsburg dijo varias veces que ése fue su caso favorito. La mujer de Stephen Wiesenfeld, cuyo salario era superior al de su marido, murió al dar a luz y dejó al viudo como único sostén del hogar. Stephen reclamó una pensión, que se le negó por ser hombre. Ginsburg convenció a la Suprema Corte que negar beneficios al padre en razón de su sexo era inconstitucional. La decisión fue unánime. 

Algo parecido ocurrió en el caso “Califano” (6), en el que logró que el viudo de una trabajadora tuviera idénticos derechos que la viuda de un trabajador. 

El caso “Duren”(7) fue el último que presentó ante la Corte Suprema. En él logró que se declarara inconstitucional una ley del estado de Missouri que eximía a las mujeres de actuar como jurados. Ruth sostuvo que, al permitir que integrar un jurado fuera opcional para las mujeres, la ley consideraba que su servicio era menos valioso que el de los hombres y, al mismo tiempo, discriminaba a éstos al no permitirles un beneficio semejante. A través de estos casos, Ginsburg logró demostrar que la discriminación no sólo afectaba tanto a hombres como mujeres sino que, además (y más importante) violaba el derecho constitucional de igualdad ante la ley

Sharron Frontiero era teniente de la Fuerza Aérea estadounidense. Su marido pidió acogerse a los mismos beneficios en materia de vivienda y asistencia médica que ese organismo otorgaba automáticamente a las cónyuges de sus empleados varones. El caso le permitió a Ruth no sólo redactar un escrito brillante y profundo contra la discriminación sexual sino que le dio la oportunidad de hacer su primer alegato oral ante la Corte Suprema. “Siempre supe que estaría hablándoles a hombres que no tenían la menor idea acerca de que existiera algo así como la discriminación en razón del sexo. Mi tarea consistió en decirles que eso realmente existía”. Ante los nueve ministros de la Corte, Ruth citó a Sarah Moore Grimké (4): “No pido favores. Sólo que me saquen los pies de encima”. Los jueces quedaron paralizados, no hicieron preguntas... y le dieron la razón: “no hay argumento válido por el cual las mujeres de los militares necesiten más beneficios que los maridos de mujeres militares en similar situación”. 

Como abogada de la ACLU, Ruth actuó en 34 casos ante la Corte Suprema, y de los seis en los que le tocó hacer el alegato oral final, ganó cinco. No todos sus casos intentaron lograr beneficios para mujeres: en varios luchó para intervenir en el caso “Frontiero”. 

En 1980 dejó la ACLU al ser designada jueza de la Cámara de Apelaciones del Distrito de Columbia. Y en 1993 el presidente Clinton la propuso para ocupar un sitial en la Corte Suprema. Entre quienes testimoniaron en favor de su designación estaba Stephen Wiesenfeld. Éste habló de su experiencia como viudo joven, intentando criar un hijo sin los beneficios previsionales de su mujer, y de cómo Ruth inmediatamente advirtió los beneficios, consecuencias y efectos a largo plazo de revisar las inequidades del sistema previsional. El presidente del Comité de Acuerdos del Senado agradeció a Stephen su testimonio y agregó: “Yo pasé por las mismas circunstancias en 1972 y debí criar dos hijos cuya madre, una profesional, había muerto. Es increíble como cambiaron las cosas”. El senador era el actual candidato a la presidencia, Joseph Biden. 

Ruth fue confirmada por 96 votos contra tres. Fue la segunda mujer en llegar a la Corte. Desde allí continuó con sus esfuerzos en pro de la igualdad entre hombres y mujeres. En 1996 redactó la sentencia más importante de su gestión, que puso fin a la política de admisión que impedía el ingreso de mujeres a las academias militares . “Generalizar acerca del ‘modo de ser de las mujeres’ o de ‘qué es adecuado para la mayoría de ellas’ no justifica negarles una oportunidad a aquellas cuyo talento y capacidad las colocan fuera del promedio”. Su voto puso el acento en que la Constitución no obliga a rechazar la existencia de sexos diferentes. “La diferencia entre hombres y mujeres es un motivo de celebración, pero no una razón para denigrar a los integrantes de uno u otro sexo o para establecer restricciones artificiales sobre las oportunidades de cada individuo. Ningún tratamiento diferenciado debe crear o perpetuar la inferioridad legal, social y económica de las mujeres” (8). Y agregó: “Para la Corte, los gobiernos federal y estaduales violan el principio de igualdad ante la ley cuando una norma niega a las mujeres, por el solo hecho de serlo, plena capacidad ciudadana o idénticas oportunidades para aspirar, obtener, participar y contribuir a la sociedad basadas en sus talentos y capacidades individuales”. 

Pero a medida de que la Corte fue adquiriendo un sesgo más conservador, los disensos de Ruth fueron cada vez más frecuentes. En 2006, la Corte rechazó la demanda de Lilly Ledbetter, una empleada de Goodyear que ganaba un salario menor que el de sus colegas hombres que desempeñaban tareas similares. Ruth votó en contra, y en una insólita actitud, decidió leer su opinión en voz alta desde el estrado en la última audiencia del caso: “Esta Corte no entiende el modo insidioso en el que las mujeres pueden ser víctimas de la discriminación. El Congreso tiene ahora la pelota”. Pocos años después, el presidente Obama promulgó la Ley Ledbetter de Igualdad Salarial. En 2013, cuando la Corte rechazó la constitucionalidad de algunas disposiciones de la Ley de Derechos Electorales de 1965, Ruth nuevamente leyó su disenso en voz alta desde el estrado: “La discriminación racial para otorgar el derecho a votar existe aún. Desmantelar esa ley es equivalente a tirar el paraguas a la basura en medio de la tormenta porque uno no se está mojando”. Como ministro de la Corte, Ruth fue “el arquitecto de una estrategia legal para erradicar la discriminación sexual en los Estados Unidos”, inspirada en la que usó uno de sus predecesores, el juez Thurgood Marshall (primer afroamericano en la Corte), para eliminar la discriminación racial. “Pasó su vida haciendo las cosas tal como debían ser hechas. Usó su mente privilegiada, perfeccionada por su trabajo infatigable, para aplicar el derecho con cuidado, en ayuda de todos los que quedan marginados por falta de un abogado o de un juez comprometido y brillante que los devuelva al camino principal”. 

Con el tiempo, Ruth se convirtió no sólo en una figura popular sino en algo así como un ícono cultural por su apasionamiento en la defensa de los derechos de la mujer. Aparecieron varias biografías, se filmó una película sobre su vida y su particular silueta y su retrato comenzaron a aparecer en lugares tan disímiles como tatuajes, almohadones, cortinas para baño y libros para niños. No obstante su modo de pensar, mantuvo estrecha amistad con Antonin Scalia, otro integrante de la Corte pero de tendencia conservadora, católico y de origen italiano. Los unió un enorme respeto recíproco y un extraordinario apego a la ley. 

Ante la muerte de Ruth, el presidente de la Corte dijo “Nuestra nación ha perdido a una jurista de talla histórica. En la Corte Suprema hemos perdido a una querida colega. Hoy la lloramos, pero con la confianza de que las generaciones futuras recordarán a Ruth Bader Ginsburg como la conocimos: una incansable y resuelta defensora de la justicia”. 

¿Y por casa? Es muy probable que se necesite alguien como ella para promover no ya la igualdad entre hombres y mujeres (objetivo que parece razonablemente alcanzado) sino la igualdad entre grupos y factores de poder que, a fuerza de prebendas, han logrado beneficios que afectan los derechos de los demás. Agrega el Filosofito, que nos lee en borrador: “Habría sido interesante que alguien como RBG ―así la llaman en los Estados Unidos― participara en el actual debate argentino sobre la necesidad del mérito personal para progresar en cualquier sociedad basada en la justicia”. 






lunes, 7 de septiembre de 2020

EL BOCHORNOSO ESPECTACULO ANTI REPUBLICANO DE DIPUTADOS

El consenso formalizado en un Acuerdo de todos los bloques, para sesionar virtualmente en la Cámara de Diputados de la Nación venció. La oposición frente a los debates que se avecinan y la desconfianza creciente en el transparente funcionamiento del parlamento, vinculados al presupuesto, el proyecto sobre aporte solidario a las grandes fortunas y la reforma judicial, exigió que las sesiones sean presenciales y a tal efecto, acudieron masivamente al recinto a ocupar sus bancas. El Presidente de la Cámara de Diputados y el Jefe de la bancada del oficialismo a pesar que nuestros diputados estaban físicamente en sus bancas y requerían el uso de la palabra, le negaron el acceso, haciendo constar que dichos diputados estaban “ausentes”(?). El bochornoso espectáculo exige la denuncia y condena de conductas inapropiadas y antirepublicanas de todos los diputados que se prestaron a tamaña efrenta, conducidos por el propio Presidente de la Cámara y el jefe del bloque oficialista. El Poder Judicial se ha pronunciado, confirmando que las sesiones virtuales estaban vencidas y que es necesario un nuevo Acuerdo, interpretando que éste se configura por unanimidad y no por mayoría.

NO PODEMOS NI CORRESPONDE MOSTRARNOS INDIFERENTE ANTE SEMEJANTE ATROPELLO A LAS INSTITUCIONES, POR ELLO, DENUNCIAMOS Y CONDENAMOS LA REITERADA CONDUCTA DEL OFICIALISMO EN EL PARLAMENTO ARGENTINO.

 

            Republica (?) Argentina, 7 de Septiembre de 2020

domingo, 28 de junio de 2020

LAS SESIONES PRESENCIALES, UN IMPERATIVO INSTITUCIONAL

Estamos asistiendo a un retroceso del PBI, en el mundo, del 4,9%, que constituye la crisis más grande del planeta. Nuestro país supera con creces dicho promedio. El Fondo Monetario Internacional, autor del referido índice, evalúa en más de 12 billones de dólares la pérdida acumulada por la economía mundial en 2020-2021 por culpa de la pandemia. Una cifra equivalente al PBI de China. Según la Organización Mundial del Trabajo (OIT), la pandemia destruirá 200 millones de empleos y reducirá los ingresos de por lo menos 2.000 millones de personas. En particular las clases medias, barridas por el teletrabajo, los obreros por el cierre de fabricas y los pequeños empresarios sacudidos por el cierre de sus emprendimientos

Jacques Attali, filosofo francés, ha señalado que algunos dirigentes han sido incapaces de comprender que la pandemia provocaría una grave crisis política, social, moral e ideológica: “En cuatro meses hemos visto desaparecer los ritos funerarios que dan sentido a la vida y a la transmisión; proliferar todos los complotismos e insultos; una exacerbación de todos los racismos y xenofobias; la agravación de violencias familiares e institucionales , actos pedófilos y agresiones contra los más débiles. Terminamos por descubrir una sociedad de la soledad, que deja crecer la pobreza y la desigualdad…”

Frente a tamaña coyuntura, conscientes que la pandemia económica golpea cada vez más fuerte nuestra puerta, algunos ciudadanos, insisten en mantenerse en posturas irrazonables, imaginando que son parte inescindible de la contradicción fundamental, sin percibir (nos cuesta presumnir lo contrario)que no existe formula superadora que excluya o desplace al otro. Es inevitable impulsar un “Contrato Constitucional” al decir de John Rawls, en el cual los actores propongan “cuestiones abarcativas razonables”.

Esta semana, el Senado de la Nación Argentina, nos demostró a todos los argentinos, en forma descarnada, que se torna imposible las sesiones remotas y que es imperioso insistir y recuperar las sesiones presenciales: En oportunidad de debatirse la creación de una comisión bicameral que investigue la situación de la empresa Vicentín, en el marco del artículo 68 del Reglamento de la Honorable Cámara de Senadores, nuestra Vicepresidente, en su condición de Presidente del Honorable Senado, dispuso aprobar la creación de la comisión bicameral sin contar con los 2/3 de los votos de los señores senadores.  El Senador Luis Naidenoff, jefe del bloque opositor, solicitó la palabra para dejar asentado la impugnación por ilegal, su aprobación y la Señora Cristina Fernandez de Kirchner, como toda respuesta, mandó a callar los micrófonos.

La Constitución Nacional deposita en los respectivos reglamentos de las Cámaras del Congreso, el gobierno de los cuerpos legislativos. El artículo 68 del Reglamento del Senado de la Nación, dispone: Para la creación de comisiones especiales, especiales mixtas, bicamerales, bicamerales mixtas e investigadoras se requiere el voto de las dos terceras partes de los miembros integrantes de la Cámara”; ello significa que para su aprobación, el bloque oficialista necesitaba a la oposición, porque son 48 los votos necesarios para conseguir los dos tercios. La aprobación de ese proyecto, solo obtuvo 41 votos. No se puede confiar en una presidente del cuerpo que enciende o apaga el sistema de videoconferencias según su conveniencia personal.

Es importante señalar que la Presidente del Senado, conforme a nuestro texto constitucional, no es legisladora, no vota, excepto en caso de empate (Recordar “Cobos”); en consecuencia, no presenta proyectos legislativos, no puede sentarse en una banca del Senado a convalidar, atacar, fundamentar u opinar sobre proyecto alguno y su salario ( no es dieta) deviene de las partidas del Poder Ejecutivo.

La inexplicable sumisión de los senadores oficialistas y la conducta de nuestra Vicepresidente deben agudizar nuestra atención. El parlamento tiene que funcionar. Vivimos, aún en plena pandemia, en una república. Ello implica, entre otros requisitos, división de poderes, independencia de todos ellos y fecundo diálogo.

La pandemia y la economía nos han sumido en una crisis fantástica. Necesitamos funcionarios probos y responsables en el Poder Ejecutivo que no alienten grieta alguna; un Poder Judicial vigoroso que practique adecuado control de constitucionalidad y convencionalidad y el imperioso funcionamiento del Congreso de la Nación y para ello, se torna imperioso que los legisladores concurran presencialmente al recinto. Debemos demostrar, a la sociedad, que los partidos políticos y nuestros mandatarios (legisladores) están a la altura de los acontecimientos; que en el actual coyuntura, el parlamento garantiza todos los debates que se necesiten para resolver el tratamiento de la pandemia, su aislamiento social y la crisis instalada. No existe confianza en las sesiones remotas. No es una afirmación caprichosa ni arbitraria. Las actitudes complacientes de legisladores oficialistas en transgredir sin pudor alguno los reglamentos del cuerpo; el hecho que los Diputados se imponga de debates sobre proyectos atemporales; el hecho que desde hace seis meses el Presidente de la República siga administrando el país por DNU o por delegación legislativa tácita del Congreso; que el Jefe de Gabinete después de seis meses concurrió por primera vez al Congreso (Al Senado) a cumplir imperativos constitucionales que debería haber efectuado a partir de la inauguración de las sesiones ordinarias el 1º de Marzo (art.100 C.Nacional) nos rebela.

Los ciudadanos exhortamos a los legisladores que concurran al recinto del Congreso a cumplir sus mandatos institucionales. Aquel legislador que se inhiba, invocando ser “sujeto de riesgo”, que renuncie. Vendrán otros. Es necesario salirse del “estado de confort” ¿Cómo es posible consentir tamaña pasividad política de nuestros legisladores cuando muchos de nosotros en plena dictadura, no dudábamos en actuar en plena clandestinidad en favor de la institucionalidad? Es preciso decirlo ahora.

Los intentos del oficialismo no se limitan a lo expuesto precedentemente: En el tratamiento del pliego de Sergio Uribarri como embajador en Israel (que no necesitaba de los dos tercios, pero que era cuestionado por la oposición) logró 44 votos. Estaba entonces a solo cuatro votos de los dos tercios; el tratamiento sobre tablas de la ley de alquileres necesitaba los dos tercios. Consiguió solo 42. La diferencia se amplió a seis. La aprobación de la comisión investigadora de Vicentin tuvo 41 votos. La diferencia ya es de siete votos, que se parecen a un abismo. A Rafecas le guarda la eternidad si su cargo de procurador general depende de algunos senadores republicanos y democráticos que se resisten a bajar la cabeza complaciente ante el atropello del oficialismo.

Quienes hemos contribuido al fortalecimiento de la república, el sistema democrático, la consolidación de la representación política; con los valores éticos que nos legitima, exhortamos a los legisladores a concurrir al recinto del Congreso de la Nación, en forma presencial para participar activamente en las comisiones y sesiones plenarias del Congreso asegurando los mecanismos de control del sistema republicano y democrático; denunciando en los medios de comunicación la desconfianza que le ha significado a la Nación conductas como las asumidas por la Presidente del Senado de la Nación y la inexplicable sumisión de los senadores oficialistas avalando la ilegalidad.

sábado, 20 de junio de 2020

LA INSOPORTABLE PERVERSIDAD DEL DECRETO 522/20

Hemos sostenido, a pocos minutos de dictado el nuevo D.N.U. Nº 522/20, que el mismo era inconstitucional. Los argumentos son numerosos:

a)     El artículo 99 inciso 3 de la Constitución Nacional dispone que la actividad legisferante del Poder Ejecutivo esta prohibida y es insanablemente nula. Establece como única excepción que al Congreso le sea imposible reunirse para tramitar el procedimiento de formación y sanción de una norma. Dicha circunstancia no opera en la actualidad. El Congreso sesiona remotamente en sesiones ordinarias e incluso el Ministro Rosatti, uno de los votos de mayoría, de la Corte Suprema de Justicia, ha expuesto que el Poder legislativo como Poder del Estado no necesita ser interpretado por otro poder en el marco de sus competencias discrecionales y las sesiones remotas estan legitimadas ora por reforma del reglamento; ora por interpretación del mismo. Recordemos que los reglamentos de las Cámaras son “resoluciones discrecionales del cuerpo”; en consecuencia, actos politicos no justiciables.

b)     El artículo 109 de la Constitución Nacional dispone:  “En ningún caso el presidente de la Nación puede ejercer funciones judiciales, arrogarse el conocimiento de causas pendientes o restablecer las fenecidas”. En consecuencia, no cabe ni correspone la conducta invasiva del Presidente Alberto Fernandez desplazando al Juez del Concurso, que es juez natural en el proceso concursal de Vicentín, nombrando interventores.

c)     El Presidente ha hecho referencia a eventuales y presuntos delitos penales de los administradores de Vicentín e incluso a la conducta adoptada por funcionarios del Banco Nación, en la administración Macri para justificar la intervención, cuando en realidad, las denuncias debió canalizarlas en el Juzgado Penal que corresponda por jurisdicción

d)     Asimismo, excede la dicrecionalidad que la ley 27.541 tutela en el ámbito de la declaración de “emergencia pública en materia económica, financiera, fiscal, administrativa, previsional, tarifaria, energética, sanitaria y social”

e)     Si lo expuesto no fuera suficiente, el actual Presidente de la Republica sustenta la intervención en una ley de facto 21.499 firmada por el dictador Videla en el mes de Enero de 1977 que dispone la “ocupación temporanea por razones de utilidad pública”. Dicha norma vergonzante, que el parlamento no ha derogado durante todos estos años posiblemente porque era desconocida su ultraactividad y ninguna administración en el Estado de Derecho hizo uso y cita de la misma, es adoptada por Alberto Fernandez y celebrada por sus simpatizantes. La norma refiere que la ocupación temporaria puede responder a una necesidad anormal, urgente, imperiosa o súbita o a una necesidad normal no inminenteLéxico propio de la dictadura.

El artículo 61 de dicha ley de facto, dispuso y dispone que “La ocupación temporánea por razones normales, previa declaración legal de utilidad pública, podrá establecerse por avenimiento; de lo contrario deberá ser dispuesta por la autoridad judicial, a requerimiento de la Administración Pública”. NADA DE ELLO HA OCURRIDO

 

El Juez Fabián Lorenzini, titular del Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial de la 2da Nominación de Reconquista, en autos: “VICENTIN SAIC S/ CONCURSO PREVENTIVO” Expediente Nº 21-25023953-7”, se ha declarado incompetente, renunciando al control de constitucionalidad y convencionalidad que le impone su función, argumentando que los fundamentos expuestos por los administradores de Vicentín han presentado una auténtica demanda de inconstitucionalidad y ello implica que carece de conexidad concursal(?).

Acto seguido, la medida cautelar interpuesta por los administradores de Vicentín, por vía de interpretación de oficio, la convierte, el propio juez, en “MEDIDA AUTOSATISFACTIVA”, con sólidos fundamentos: preservación de la empresa en crisis; continuidad operativa; necesidad de consolidar el pasivo para restructurar la deuda y fundamentalmente, sostiene, la constitucionalización del Código Civil y Comercial, en su articulado, especialmente en los artículos 1710,1,2 y 3 del CCC. 

Impone el indispensable “diálogo” entre acreedores, proveedores y administradores de la concursada a los efectos de brindar certeza y seguridad jurídica.

Señala la importancia que mantiene en la etapa concursal el interventor judicial como co-administrador y veedor y a tal efectos, sostiene la necesidad de conformar un “colectivo” con los administradores de la firma Vicentín, el interventor judicial y provisoriamente los interventores designados por el Poder Ejecutivo por Decreto 522/20 en forma provisoria (?).

 

El mismo gobierno que había enarbolado la idea de un Consejo Económico y Social para fomentar el diálogo, fortalecer el consenso y desarrollar políticas de Estado toma una decisión clave para el futuro del país de manera arbitraria, unilateral y sorpresiva en el peor momento posible

Mientras tanto, la decisión de Latam de abandonar el país, el default de hecho y la pandemia económica que golpea cada vez con más fuerza nuestra puerta, nos deja susceptibles y a la intemperie.

Invocan “soberanía alimentaria" cuando, como dice Sergio Borensztein “No existe en el mundo la hipótesis de una guerra por los alimentos, mucho menos la amenaza de que algún otro país invada nuestro territorio para apropiarse de nuestros recursos o romper silobolsas...”

 

La constitución no le reconoce al Presidente de la Republica facultad para intervenir una empresa, ni expresa ni implícitamente. Incluso el poder residual la constitución lo pone en cabeza del Congreso. Sin duda alguna, el Decreto de Necesidad y Urgencia no supera el test de constitucionalidad.

Sin embargo, es tan perversa la Ley 26.122 que reglamenta el funcionamiento de la comisión bicameral encargada del control de DNU, delegación legislativa y alcance del veto parcial, que el actual Senado, le garantiza al Presidente de la Republica, que ningún DNU será rechazado dado que requiere “sendas resoluciones de las cámaras del Congreso” y una de ellas es ampliamente oficialista. Así estamos.

 

 

miércoles, 10 de junio de 2020

A PROPOSITO DE VICENTIN: LA REPÚBLICA EXIGE EL RESPETO A LA LEY



Sr. Presidente: 
Vivimos en una republica y ello exige el respeto a la ley, la división e independencia de los poderes, la igualdad de trato, el reconocimiento de los derechos humanos, la publicidad de los actos de gobierno, la responsabilidad de los ƒuncionarios y la periodicidad de los mandatos. Precisamente, porque somos una republica, una mayoría de argentinos le han confiado la administración del país hasta el mes de diciembre de 2023. Una pandemia nos ha atravesado y ello justifica medidas de emergencia como el aislamiento social, preventivo y obligatorio pero no lo autoriza a adoptar decisiones contrarias al marco  de legalidad y los principios republicanos. 
Usted no puede desplazar al Juez natural de un concurso preventivo, arrogarse la competencia de designar un interventor, ocupar la empresa sin que el Congreso, en sesiones presenciales o remotas, haya deliberado democráticamente en torno a admitir o rechazar la “utilidad publica” invocada. Usted no puede justificar su decisión basado en un Decreto de Necesidad y Urgencia que el propio artículo 99 inciso 3) de la Constitución Nacional prohíbe y declara insanablemente nulo. Excepcionalmente lo admite cuando al Congreso le sea imposible la tramitación del procedimiento para la sanción de una ley y ello evidente y afortunadamente  no ocurre en nuestro país. El Congreso esta habilitado para sesionar presencial y remotamente; basta leer una vez más la sentencia de la Suprema Cortede Justicia  de la Nación, en la acción declarativa promovida por su Vicepresidente. Usted se contradice cuando apela a un DNU invocando la excepción expuesta y simultáneamente remite su mensaje al Congreso requiriendo la expropiación de la empresa Vicentín. 
Debatir la eventual irresponsabilidad de funcionarios del Banco de la Nacion Argentina en el otorgamiento de un crédito millonarioa la empresa Vicentin; especular si estaba la empresa en condiciones de cumplir con su devolución o no; si la futura convocatoria iba a desembocar en la quiebra y el desguace de su patrimonio para que otras empresas del rubro concentren monopolicamente el mercado de granos e influyan en la incidencia del precio, es tarea del Congreso de la Nacion Argentina ( art.75 de la Constitución Nacional). 
La pandemia no constituye  un “bill de indemnidad” para que pueda gobernar y administrar los recursos del Estado, que somos todos nosotros, violando, alterando, afectando de cualquier modo, la división e independencia de los poderes.
Formamos parte de la Unión Cívica radical. Somos republicanos y democráticos. No somos rencorosos. Tenemos memoria. Su decisión de estatizar Vicentín nos recuerda las experiencias impulsadas por su partido: a) cuando estatizó YPFcon la expropiación del 51% de sus acciones que estaban en manos de la petrolera Repsol, que hoy nos implica una erogación millonaria que deberemos pagar todos los argentinos por no cumplir con los Estatutos de la Compañía al estatizar las acciones; b) El Correo oficial, que había sido privatizado durante el gobierno de otro partidario suyo, Carlos Menem en 1997 y nacionalizada por el gobierno que usted integró en 2003 con Nestor Kirchner; c) Aguas Argentinas, la empresa de servicios de agua corriente y cloacas de la ciudad de Buenos Aires, que fuera previamente privatizada por Carlos Menem y luego estatizada en el 2006 por Nestor Kirchner; d) Talleres Navales Dársena Norte (Tandanor), reestatizada en marzo de 2007 por decreto luego de haber sido privatizada en la década anterior; e) Aerolíneas Argentinas y Austral, reestatizada en el año 2007 por su actual VicePresidente, vendida por Carlos Menem en su mandato a la española Iberia, que quebró y pasó a ser parte del grupo Marsans; f) la Fábrica Argentina de Aviones (Fadea) en el 2010; g) Belgrano Cargas y Logística, en el año 2013, empresa reestatizada, encargada del transporte ferroviario de cargas.
Su decisión, en plena pandemia, frente a una crisis financiera global que golpea cada vez mas fuerte nuestra puerta, nos genera desconfianza, descontento y frustración. Existe una manera de resolverlo: Confíe en el parlamento. Es la cuna de la republica. Cordialmente.

A PROPOSITO DE VICENTIN: LA REPÚBLICA EXIGE EL RESPETO A LA LEY


 Sr. Presidente: 
Vivimos en una republica y ello exige el respeto a la ley, la división e independencia de los poderes, la igualdad de trato, el reconocimiento de los derechos humanos, la publicidad de los actos de gobierno, la responsabilidad de los ƒuncionarios y la periodicidad de los mandatos. Precisamente, porque somos una republica, una mayoría de argentinos le han confiado la administración del país hasta el mes de diciembre de 2023. Una pandemia nos ha atravesado y ello justifica medidas de emergencia como el aislamiento social, preventivo y obligatorio pero no lo autoriza a adoptar decisiones contrarias al marco  de legalidad y los principios republicanos. 
Usted no puede desplazar al Juez natural de un concurso preventivo, arrogarse la competencia de designar un interventor, ocupar la empresa sin que el Congreso, en sesiones presenciales o remotas, haya deliberado democráticamente en torno a admitir o rechazar la “utilidad publica” invocada. Usted no puede justificar su decisión basado en un Decreto de Necesidad y Urgencia que el propio artículo 99 inciso 3) de la Constitución Nacional prohíbe y declara insanablemente nulo. Excepcionalmente lo admite cuando al Congreso le sea imposible la tramitación del procedimiento para la sanción de una ley y ello evidente y afortunadamente  no ocurre en nuestro país. El Congreso esta habilitado para sesionar presencial y remotamente; basta leer una vez más la sentencia de la Suprema Cortede Justicia  de la Nación, en la acción declarativa promovida por su Vicepresidente. Usted se contradice cuando apela a un DNU invocando la excepción expuesta y simultáneamente remite su mensaje al Congreso requiriendo la expropiación de la empresa Vicentín. 
Debatir la eventual irresponsabilidad de funcionarios del Banco de la Nacion Argentina en el otorgamiento de un crédito millonarioa la empresa Vicentin; especular si estaba la empresa en condiciones de cumplir con su devolución o no; si la futura convocatoria iba a desembocar en la quiebra y el desguace de su patrimonio para que otras empresas del rubro concentren monopolicamente el mercado de granos e influyan en la incidencia del precio, es tarea del Congreso de la Nacion Argentina ( art.75 de la Constitución Nacional). 
La pandemia no constituye  un “bill de indemnidad” para que pueda gobernar y administrar los recursos del Estado, que somos todos nosotros, violando, alterando, afectando de cualquier modo, la división e independencia de los poderes.
Formamos parte de la Unión Cívica radical. Somos republicanos y democráticos. No somos rencorosos. Tenemos memoria. Su decisión de estatizar Vicentín nos recuerda las experiencias impulsadas por su partido: a) cuando estatizó YPFcon la expropiación del 51% de sus acciones que estaban en manos de la petrolera Repsol, que hoy nos implica una erogación millonaria que deberemos pagar todos los argentinos por no cumplir con los Estatutos de la Compañía al estatizar las acciones; b) El Correo oficial, que había sido privatizado durante el gobierno de otro partidario suyo, Carlos Menem en 1997 y nacionalizada por el gobierno que usted integró en 2003 con Nestor Kirchner; c) Aguas Argentinas, la empresa de servicios de agua corriente y cloacas de la ciudad de Buenos Aires, que fuera previamente privatizada por Carlos Menem y luego estatizada en el 2006 por Nestor Kirchner; d) Talleres Navales Dársena Norte (Tandanor), reestatizada en marzo de 2007 por decreto luego de haber sido privatizada en la década anterior; e) Aerolíneas Argentinas y Austral, reestatizada en el año 2007 por su actual VicePresidente, vendida por Carlos Menem en su mandato a la española Iberia, que quebró y pasó a ser parte del grupo Marsans; f) la Fábrica Argentina de Aviones (Fadea) en el 2010; g) Belgrano Cargas y Logística, en el año 2013, empresa reestatizada, encargada del transporte ferroviario de cargas.
Su decisión, en plena pandemia, frente a una crisis financiera global que golpea cada vez mas fuerte nuestra puerta, nos genera desconfianza, descontento y frustración. Existe una manera de resolverlo: Confíe en el parlamento. Es la cuna de la republica. Cordialmente.

jueves, 28 de mayo de 2020

LAS FORMAS DEL DESEO (Ian Mc.Ewan)

Los procesos lentos y ciegos de la evolución han descubierto mediante prueba y error que el mejor medio para empujar a los seres humanos y otros mamíferos a proporcionar cuidados parentales, comer, beber y procrear es ofrecerles un incentivo en forma de placer unido a cada actividad. Hay en ello una maravilla cotidiana que no apreciamos en lo que vale. Satisfacer el hambre comiendo no solo elimina una sensación desagradable. Lo que comemos está “exquisito”, “delicioso” o “sabroso”. Si tenemos mucha hambre, incluso una comida sencilla nos procura cierta satisfacción. Hace tiempo, la neurociencia localizó y describió el lugar desde el cual fluyen estos dones, así como su complejo funcionamiento, en la base del cerebro. La fuente de deleite se conoce como sistema de recompensa. Su función es motivar, y también gratificar. La motivación para tener relaciones sexuales se llama deseo. Cuando el deseo cumple su propósito en el sexo, esa sensación desbordante e indescriptible es nuestra recompensa.
Tras la invención de la agricultura, el aumento de tamaño de los asentamientos y la especialización, las sociedades humanas se volvieron más diversas y complejas, y de este eficaz mecanismo biológico se derivaron extraordinarios avances culturales. Qué vinos, qué salsas y cuántos miles de preparaciones a base de leche, cereales y carne animal; qué poesía amorosa, qué canciones, pinturas y música seductora no habrán concebido nuestras múltiples civilizaciones a fin de obtener, o proporcionar a otros, las recompensas de ese asombroso palacio del placer que tenemos en el cerebro. Y qué espléndida complejidad en la expresión.
Los escritores se han esforzado por describir la sensación del orgasmo, fracasando la mayoría de las veces
En detrimento propio hemos descubierto por casualidad atajos que, estimulando los neurotransmisores adecuados del sistema, eluden cualquier actividad con sentido y nos ofrecen el puro placer de las recompensas no ganadas. Muchas personas han descubierto lo placenteras, adictivas y ruinosas que pueden ser la cocaína, la heroína y los opiáceos sintéticos.
Cubiertas las necesidades básicas de alimento y bebida, el sistema reserva sus recompensas más dulces e intensas, su vértigo extático, para el sexo y su momento de goce absoluto. El deseo sexual arde aún con más fuerza que nuestro apetito de comida o bebida, a no ser, por supuesto, que nos estemos muriendo de hambre o sed. A lo largo de los siglos, la literatura se ha esforzado por describir la sensación de la consumación sexual, fracasando la mayoría de las veces, y es que el orgasmo está a años luz de cualquier otra experiencia. El lenguaje cae de rodillas presa de la desesperación. A nadie convence leer términos como “explosión” o “erupción”. Tampoco los frecuentemente utilizados de “anulación” o “aniquilación” nos llevan lejos. La satisfacción sexual no se parece a ninguna otra experiencia de la vida diaria. Los símiles y las metáforas son inútiles. John Updike propuso que ese exquisito momento sensual era como entrar en un hiperespacio mental en el que todo sentido del tiempo, el espacio y la identidad personal se disuelven. Comparado con las horas que dedicamos a trabajar, viajar o dormir, ese momento mágico es lastimosamente breve, aún más para los hombres que para las mujeres. Si tuviésemos el don de hacerlo durar cuanto quisiésemos, si pudiésemos permanecer en esa cumbre del éxtasis días enteros, poco más haríamos. En ello reside la perdición del drogadicto, que sacrifica el alimento y la bebida, a sus hijos y toda su dignidad por la siguiente dosis.
El momento no solo es breve, sino que cuando el deseo se ha satisfecho, no tarda en volver, en una repetición sin fin como la noche y el día. O, justamente, como el hambre y la sed. Inmensos trechos de nuestra vida se organizan en torno al regreso, una y otra vez, a ese breve atisbo del paraíso terrenal. O bien tenemos que apartar los pensamientos tentadores y hacer todo lo posible por ignorarlos mientras nos entregamos a nuestros deberes y ambiciones. Así sucede sobre todo en el caso de los adultos jóvenes. Y ahora que hemos aprendido los trucos para separar el sexo de la procreación, toda nuestra cultura está pautada por esa reiteración constante.
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Más allá del colosal negocio multimillonario de la pornografía, a lo largo de los siglos nuestros anhelos han engendrado algunos de los artefactos más hermosos de la imaginación. En el canto, la poesía, el teatro, la novela, el cine y la escultura, hemos explorado y rendido homenaje al vínculo emocional y sexual entre seres humanos, a ese intercambio infinitamente variado, esa disolución de la identidad que llamamos amor. Más aún, o tal vez debería decir menos: hemos dedicado algunas de nuestras efusiones más sublimes a la ausencia de amor o a su fracaso, a su falta de correspondencia y a su insatisfacción, y las más sentidas de todas, a su final. Casi todas las canciones tristes hablan del abandono por parte de la pareja. “Me desperté esta mañana y se había ido”. Qué misterio tan interesante que obtengamos placer de practicar en la imaginación todas las posibilidades trágicas del amor: los celos, el rechazo, la infidelidad, el anhelo sin esperanza, las intrigas, el mal de amores, los tristes y dulces remordimientos, la frustración y la ira.
En nuestro arte, en especial en nuestra literatura, el amor suele convertirse en el microcosmos, en el terreno de juego de todos nuestros problemas y defectos. En una sola relación entre dos personas, los novelistas pueden encontrar todo un universo en el que es posible explorar la condición humana. En el amor están el cielo y el infierno enteros. “Cada rosa”, escribió el poeta Craig Raine, “crece en un tallo infestado de tiburones”. En su hipnótico canto fúnebre, Joy Division entonaba “el amor volverá a destrozarnos”.
Pero la tradición festiva también es rica. En los anales de la literatura inglesa existe una composición fácil de memorizar:
¿Qué requiere de la mujer el hombre?
Las formas del deseo satisfecho.
¿Qué requiere del hombre la mujer?
Las formas del deseo satisfecho.
Los versos de William Blake han sido elogiados por su sencillez, así como por su espíritu igualitario al atribuir la misma importancia al deseo de la mujer que al del hombre, algo no tan habitual en un escritor de finales del siglo XVIII. Y con qué naturalidad asevera su autor que la gratificación personal es lo opuesto a la gratificación mutua.
En una sola relación, los novelistas pueden encontrar todo un universo en el que explorar la condición humana
En el contexto del sexo, ¿es el deseo un placer en sí mismo? No exactamente. Se parece más bien a una llave a la espera de que la hagan girar, o a un picor que espera que lo rasquen. El deseo solo es verdaderamente placentero cuando su satisfacción está al alcance de la mano. De lo contrario, es placer atrapado en la esperanza, una forma de agitado cautiverio mental, un afanarse en pos de aquello que aún no existe, o que nunca podrá existir. Y sin embargo, sin embargo… Pregunte al hombre o a la mujer víctima del mal de amores si, antes que sufrir las punzadas del amor no correspondido, preferiría un narcótico que borrase el recuerdo del amado. La mayoría respondería categóricamente que no. De ahí la muy citada reflexión de Tennyson según la cual “… es mejor haber amado y perdido que jamás haber amado”. El deseo posee algo de la naturaleza de la adicción.
Este enigma tiene profundas consecuencias para la literatura del amor. Cuando, en diversas culturas, un hombre y una mujer son separados a la fuerza por las convenciones sociales o religiosas, y solamente el matrimonio les permite estar juntos a solas, o cuando el amor de un hombre por un hombre o de una mujer por una mujer se prohíbe bajo pena de castigo; en otras palabras, cuando lo único posible es el amor a distancia y el sexo no se hace realidad fuera de la imaginación, el amado es idealizado, y la literatura del deseo aparece para alcanzar una cumbre de expresión atormentada y espléndida.
Recordemos el ejemplo de Dante, que como nos cuenta la tradición y es de todos conocido, se fijó en Beatrice Portinari por la calle cuando ella tenía nueve años, y se enamoró sin haberle hablado. Durante el resto de su vida, nunca llegó a conocerla bien, aunque a veces la saludaba por la calle, pero el amor que sentía por la joven fue la fuerza que animó su genio para la poesía y el dolce stil novo, y, de hecho, para la vida misma.
Otro ejemplo famoso es el efecto que Laura causó en Petrarca. El poeta la vio en una iglesia en 1327, y ella siguió siendo, hasta su muerte en 1348, el amor inalcanzable al que dedicó 365 poemas. Al igual que Dante, Petrarca tuvo poco o tal vez ningún contacto con el objeto de su amor. El lector actual puede apreciar la grandeza de la poesía amorosa que ambos produjeron. Poco importa el hecho de que el amor no tuviera una base biográfica. Es literatura y la imaginación lo es todo, a pesar de los años de infructuosos anhelos. Nosotros, como lectores, somos los únicos beneficiarios.
Existe otra tradición más vitalista, derivada del carpe diem —aprovecha el momento— de Horacio, una forma de persuasión poética que por la pura exuberancia comunica la promesa de un final feliz. No vamos a vivir siempre, así que hagamos el amor ahora. He aquí uno de los poemas más célebres de la tradición inglesa. En A su esquiva amada, Andrew Marvell dice:
Es un misterio que obtengamos placer de practicar en la imaginación todas las posibilidades trágicas del amor
Por eso, ahora que el tinte juvenil
vive en tu piel cual matinal rocío,
y tu alma dispuesta transpira
por cada poro fuegos instantáneos,
gocemos mientras podamos…
Estos diestros tetrámetros evocan con su urgencia rítmica la palpitante insistencia del deseo sexual. En el poema, el anhelo y su satisfacción yacen uno junto al otro, precisamente igual que los amantes.
En muchas novelas de los siglos XVIII y XIX, y en la ficción romántica barata del XX, la conclusión satisfactoria del deseo y el amor no se alcanza en la cama, ya que ello se consideraría una infracción excesivamente grosera del gusto y las normas sociales. El final como Dios manda es la fusión de los destinos más que de los cuerpos. El clímax llega con el sonido de las campanas de la iglesia. El deseo encuentra su resolución respetable en la cohesión social y el matrimonio. Este relato tiene su expresión cabal en las novelas de Jane Austen.
Pero después de los grandes maestros de la ficción del siglo XIX, en particular Flaubert, George Eliot y Tolstói, esta narrativa ha gozado de escaso crédito en la literatura seria. La dura lección de la realidad mostraba que las campanas de boda no eran más que el comienzo de la historia. El adulterio era un villano irresistible. El aburrimiento era otro. Y lo mismo pasaba con las restricciones a la libertad de las mujeres y el peso amargo de la dominación masculina, cuya expresión máxima es la violación, tema central de Clarissa, la obra maestra de Samuel Richardson, escrita en el siglo XVIII. Durante 300 años, uno de los proyectos de la novela literaria fue investigar e, implícitamente, reconsiderar cómo podía ser una relación amorosa.
Hoy en día nos encontramos en un nuevo y disputado territorio en lo que a relaciones, preferencias e identidad sexuales se refiere. Toda clase de subgrupos de diferencias minuciosamente clasificadas reivindican enérgicamente sus derechos. Puede que a una generación mayor esto le parezca amenazador o absurdo, pero en las costumbres sexuales estas luchas y redefiniciones forman parte de una larga tradición de cuestionamiento de las ortodoxias predominantes. La historia de la novela así lo dice. Las formas convencionales de las expresiones literarias del deseo, especialmente del masculino, adquieren un nuevo aspecto. ¿Quién puede poner objeciones cuando se retira a los hombres de riqueza, fama o prestigio la licencia sexual que les había sido otorgada? Las órdenes de detención no están de moda, pero es posible que los poetas y otros espectadores sean arrestados en medio de la confusión general. En el nuevo orden, Andrew Marvell podría ser acusado de acosar a una joven virgen. Sentía una necesidad sexual apremiante, y su apelación a los estragos del tiempo no era sino un alegato falaz. Donde antes un poeta habría rendido homenaje con normalidad a la belleza de determinada mujer, en nuestros días parece burdamente facultado. Sus palabras, que en otro tiempo sonaron dulces, hoy se consideran expresión de una tendencia insana a la cosificación o a la hostilidad irreflexiva. Esas mismas dulces palabras se leen bajo una nueva luz, como los estertores de un orden moribundo.
En la ficción romántica, el final como Dios manda es la fusión de los destinos más que de los cuerpos
En literatura, un canon o una tradición son, en esencia, una polémica literaria y, como tal, exigen compromiso. En los últimos tiempos, la polémica ha llegado al punto de ebullición. Las antes comúnmente consideradas obras maestras corren el peligro de la degradación. Algunas son eliminadas de las listas de lecturas de las universidades. Pero si nos deshacemos de un tesoro por exceso de celo, otros lectores estarán esperando para recogerlo y apreciarlo. Las formas del deseo humano antes prohibidas, ridiculizadas o perseguidas, y hoy justamente aceptadas, pueden dar pie a nuevos modos de etiqueta literaria que demanden de la poesía amorosa no solo expresiones de admiración y respeto, sino también de intenciones puras y del ofrecimiento sentido de una desvinculación tranquila. Tal cosa requerirá grandes dosis de talento para no resultar insulsa. Quizá lo próximo sea la negación de uno mismo. A lo mejor mientras yo hablo está naciendo el poeta que algún día forjará una nueva estética del deseo insatisfecho que rivalice con los castos regímenes de Dante y Petrarca.
Yo no puedo hablar verdaderamente en nombre de los poetas, pero, en lo que respecta a los novelistas, creo que sea cual sea la narrativa que nuestra historia social despliegue en el futuro, conservará, en especial dentro de estas texturas sociales más densas, las mismas oportunidades de observar y luego escribir las comedias y las tragedias de las costumbres y el amor. Así seguirá siendo. En el concurrido foro del amor, el anhelo y la literatura en el que se encuentran lectores y escritores, puede parecer que todo está a punto de cambiar, pero en el corazón de las cosas, en su núcleo oculto, todo seguirá igual. No podemos existir —o persistir como especie— sin el deseo, y no dejaremos de cantarle.

© Ian McEwan, 2019 / Rogers, Coleridge & White Ltd. Este ensayo fue leído por el autor el pasado 22 de junio en Taormina con ocasión de la recepción del Premio Taobuk. Traducción de Paloma Cebrián / News Clips.